jueves, 18 de junio de 2009

Ir a La Cancha

Hoy tengo ganas de hablarles sobre lo que es ir a la cancha. Seguramente es diferente para cada persona lo que siente. Para muchos es similar a ir a ver un espectáculo, como una obra de teatro por ejemplo. Otros disfrutan de un día en familia, algunos se escapan de sus familias. Están los que simplemente acompañan, los que van a descargar todas sus tensiones en los noventa minutos que dura el partido. Conozco a los que el fútbol no les interesa, ellos van por las hamburguesas, los maníes y la coca. Hay gente que va a amargarse, o al menos eso sugieren sus dichos y expresiones.

Para mi ir a la cancha es un conjunto de cosas. Es algo diferente, es un ritual. Es ya al despertarme, hacerlo de buen humor. Un par de horas antes de salir prepararme la ropa, vestirme de fiesta. Voy con mi papá y mi hermano y obviamente el viaje ya es parte de estar ahí, escuchando la radio para ir poniéndome en clima.

Una vez adentro, está el tema de la previa. Que más lindo que hablar y/o discutir de fútbol con la gente que nos rodea? Como se dice comúnmente, hay miles de técnicos, de dirigentes, de periodistas y de jugadores. Cada uno de nosotros somos todo eso a la vez en ese momento.
Vivir el partido es gritar, cantar, saltar, emocionarme, desilusionarme, enojarme y volver a cantar.No se puede explicar lo que uno va viviendo en esos momentos. Uno mira al cielo y sabe que además de nosotros hay miles de personas anónimas mirando el partido desde la platea preferencial, cantando, puteando y cambiando sentimientos igual que los que estamos acá.
El grito de gol es el momento supremo. Si uno lo piensa se da cuenta como en tan solo unos segundos pasan tantas cosas. Se para el mundo desde que el autor del gol manda la pelota al arco hasta que la misma toca la red. En ese momento, de repente el griterío que me ensordece, yo sumando mi granito de arena queriendo que mi grito se escuche más. Me abrazo con mi viejo, me abrazo con mi hermano. Me abrazo con el de arriba, con el otro que está al lado, me abrazo con el que hace cinco minutos nos puteamos por ver el juego diferente, pero por dentro pensando “ja, ahora me abrazas, viste que yo tenía razón” o “perdóname flaco, me cagaste” según corresponda. Es mirar arriba y gritarlo con mi abuelo. No me pidan explicación para esto, hace unos años no me pasaba, pero hoy siento un abrazo fuerte y cuando me veo, nadie me está tocando. En seguida seguir cantando, corear el nombre del goleador. Créanme en todo esto que les conté no pasaron ni 15 segundos, como no va a ser supremo el gol. Y ni que hablar que el famoso GOOOuuuuuu es el enemigo número uno de nosotros los hinchas. No porque nuestro equipo no hizo el gol, eso llega en cualquier momento, sino porque es el culpable de privarnos vivir otro de esos momentos.

Cuando termina el partido, algo de tristeza se te viene encima. Por ahí estabas como loco insultando al árbitro para que lo terminara, pero ahí con el pitazo final volvés un poco a la realidad.

Después la vuelta, escuchando los comentarios, intentando pensar que pronto se repite, pero no es igual, ya se activa la cuenta regresiva que concluye recién esa mañana en que te levantas de buen humor, te empezás a preparar y te vestís de fiesta…


3 comentarios:

  1. No lo voy a leer, xq seguro q hablas de ese equipo pedorro del q sos hincha!
    Chau!

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  2. Jjajajajaaj que fanatico!!! Te quierooo!!!

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  3. Que fanaticooo! Te quieroo!!!

    Gabulina

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