Al otro día leía como la gente se acercaba masivamente al congreso a despedir sus restos. Estaba lleno de políticos de su mismo partido o pensamiento, pero también opositores, representantes de otros partidos o ideas. Pero lo que más desfiló ese día fue la gente común, la que no tiene que ver con afiliaciones políticas, ni el hoy famoso clientelismo. Cada momento que pasaba crecía un poco más en mí la esperanza.
Por la noche, junto a mí amigo Emilio decidimos ir nosotros también a despedir a ese hombre. Hicimos cinco horas de cola desde las doce de la madrugada, como toda la gente, no hubo protestas, no hubo incidentes, no había policía, por lo que se demostró en ese momento que la gente puede organizarse cuando quiere, no es imposible como muchos dicen, éramos todos argentinos, pero nadie hizo la “Gran Argentina”. Llegué a mi casa y seguí mirando por teve, dormí un rato y me desperté para poder ver la caravana que lo llevaba rumbo al cementerio. Escuche los discursos, los gritos de la gente, y ya no sentía esperanza, ya lo sentía una realidad.
Hoy a cuatro días de las elecciones estoy seguro que soñé ese momento, porque todo sigue como antes. Si hubiese sido verdad, los dirigentes que hoy son candidatos hubiesen entendido lo que pedía la gente, y lo más lógico esa misma gente hoy estaría eligiendo un cambio. Pero no es así, seguimos con más de lo mismo, acusaciones de un lado al otro, alianzas tan frágiles que se pueden romper porque simplemente uno de su frente se saca una foto con uno del frente supuestamente “rival”. ¿Acaso no es eso lo que reclamábamos en mi sueño? ¿Dialogo y buscar lo mejor para todos los argentinos?
¿Cambió en algo desde ese momento la postura del gobierno o nos sigue mintiendo por ejemplo con el Indec? Y lo peor de todo… ¿candidaturas testimoniales? La gente que voté esas candidaturas ¿Sabe a quien vota? En el 2001 pedimos que se vayan todos y muchos hoy siguen siendo los mismos.
Yo no se ustedes, pero el domingo estoy con muchas ganas de votar, poner adentro de la urna al único candidato que creo que es honesto, preparado, al que muchos deberían copiar algunas de sus cosas y otros pedirle perdón. Y cuando terminé la elección poder gritar tranquilo y esperanzado “ALFONSÍN, ALFONSÍN”, al menos lo que ese grito significó en mi sueño.